TELEVISION Y EDUCACIÓN
En un momento en el
que el desarrollo tecnológico está en todo su auge todos los niveles de nuestra
sociedad, los medios de comunicación se introducen en el espacio social como
importantes fuentes de transmisión y generación de conocimientos estableciendo
una serie de relaciones de tipo sentimental y emocional con sus receptores,
pero que sucede si estos medios, resaltando la televisión por los soportes de
brindar audio en imagen en movimiento, pretenden “educar”. Un medio con el que
convivimos día a día y se ha convertido en un miembro más de la familia y tal
vez más que un miembro este sea un intruso que a través de su contenido
“inofensivo” nos hace más daño que cualquier otro mal de nuestra sociedad y
perjudique aun mas a los niños y adolescentes.
Si bien a la
televisión se le ha asignado una función autónoma, es decir que automáticamente
puede desarrollar procesos de educación y formación por el solo hecho de tener
la posibilidad de presentar en pantalla escenarios más atractivos y vistosos
que los que puede construir un maestro en el aula; esta idea ha tenido que ser
revaluada en el sentido de comprender que la eficacia del uso de un medio de
comunicación(como la televisión) en la educación, tiene que ver más que con una
imagen con la generación de verdaderos procesos de comunicación que fluidamente
se enriquezcan al interior de las instituciones, que posibiliten la
participación del receptor en su construcción y promuevan un “uso”
didácticamente creativo del medio. En la televisión educativa se muestran
contenidos con intereses formativos y educativos. así se dan series con
continuidad y con teorías del aprendizaje. así intentan influir en el
conocimiento, las actitudes y los valores del espectador.
En este ámbito como
es el de Educar la Televisión ha recibido varias críticas sobre todo desde la
perspectiva sociocultural, por sus contenidos violentos que hacen que los
receptores (niños y adolescentes) tengan así mismo conductas y actitudes
violentas. Además de críticas desde una perspectiva psicológica, entendiendo
así la relación entre el número de horas que el espectador ve la televisión, y
nivel de inteligencia que pueda tener. Además podemos distinguir críticas
educativas, que muestran las relaciones negativas entre el rendimiento
académico
La aceptación de la
televisión como educando para los niños y adolescentes es un riesgo si esta no
se da sin la supervisión de un adulto, ya que actualmente en la televisión se
puede observar violencia. Lejos de proponer una regulación más estricta, lo que
debería promover el Estado es un pacto social. ¿Qué queremos los peruanos de
nuestra televisión? En la medida que sigamos navegando las necesidades generan
un desgaste, insatisfacción y una idea
generalizada de que televisión y educación son instancias contradictorias,
excluyentes y enemigas, y que la posibilidad de una pantalla que educa es una
posibilidad remota de solución para educar.
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