miércoles, 23 de julio de 2014



TELEVISION Y EDUCACIÓN
En un momento en el que el desarrollo tecnológico está en todo su auge todos los niveles de nuestra sociedad, los medios de comunicación se introducen en el espacio social como importantes fuentes de transmisión y generación de conocimientos estableciendo una serie de relaciones de tipo sentimental y emocional con sus receptores, pero que sucede si estos medios, resaltando la televisión por los soportes de brindar audio en imagen en movimiento, pretenden “educar”. Un medio con el que convivimos día a día y se ha convertido en un miembro más de la familia y tal vez más que un miembro este sea un intruso que a través de su contenido “inofensivo” nos hace más daño que cualquier otro mal de nuestra sociedad y perjudique aun mas a los niños y adolescentes.
Si bien a la televisión se le ha asignado una función autónoma, es decir que automáticamente puede desarrollar procesos de educación y formación por el solo hecho de tener la posibilidad de presentar en pantalla escenarios más atractivos y vistosos que los que puede construir un maestro en el aula; esta idea ha tenido que ser revaluada en el sentido de comprender que la eficacia del uso de un medio de comunicación(como la televisión) en la educación, tiene que ver más que con una imagen con la generación de verdaderos procesos de comunicación que fluidamente se enriquezcan al interior de las instituciones, que posibiliten la participación del receptor en su construcción y promuevan un “uso” didácticamente creativo del medio. En la televisión educativa se muestran contenidos con intereses formativos y educativos. así se dan series con continuidad y con teorías del aprendizaje. así intentan influir en el conocimiento, las actitudes y los valores del espectador.
En este ámbito como es el de Educar la Televisión ha recibido varias críticas sobre todo desde la perspectiva sociocultural, por sus contenidos violentos que hacen que los receptores (niños y adolescentes) tengan así mismo conductas y actitudes violentas. Además de críticas desde una perspectiva psicológica, entendiendo así la relación entre el número de horas que el espectador ve la televisión, y nivel de inteligencia que pueda tener. Además podemos distinguir críticas educativas, que muestran las relaciones negativas entre el rendimiento académico
La aceptación de la televisión como educando para los niños y adolescentes es un riesgo si esta no se da sin la supervisión de un adulto, ya que actualmente en la televisión se puede observar violencia. Lejos de proponer una regulación más estricta, lo que debería promover el Estado es un pacto social. ¿Qué queremos los peruanos de nuestra televisión? En la medida que sigamos navegando las necesidades generan un  desgaste, insatisfacción y una idea generalizada de que televisión y educación son instancias contradictorias, excluyentes y enemigas, y que la posibilidad de una pantalla que educa es una posibilidad remota de solución para educar.

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